29 mayo 2014

Pólvora mojada

Pólvora mojada

De noche, mientras las estrellas brillan ausentes en mi vida, te busco en cada una de las calles y desde entonces me he convertido en una bala perdida. Me he sentado en todos los bares y me he peleado con la bebida, botella en mano que dibuja tu silueta fina y por cada trago que doy siempre me desafía. Chupito de locura que no me deja buscar fortuna en ninguna de las caras que siempre saben al aroma de tu piel. Copa de ron, vodka y otros placeres que amarrado a mi silla y a otra cama que no es la tuya, me doy por vencido una y otra vez. Con mi pistola en boca atraco ilusiones, me deshago de sonrisas y convierto corazones en ataúdes silenciados de por vida. Ahora solo soy veneno convertido por tu recuerdo en arma letal y en pólvora que arde noche y día.

Soy vagabundo de esperanza vestido con trapos desgastados que están cosidos por tu boca y amarrados a mi piel. Que ahora soy ladrón y delincuente de sueños y de bocas perdidas que como yo tratan de robar caricias al tiempo y versos a los poemas de Bécquer, sin darse cuenta que no habrá manos ni boca que se te parezcan al menos una vez.

Y ahora pago condena por ser el cómplice de todos tus besos en llamas, de tu mirada enfurecida clavada en mi boca perdida, de la taquicardia que me provoca el vaivén de tus caderas mientras mis manos se movían clandestinamente en tu piel. Y por si fuera poco…te has convertido en la tripulante de mi alma, la cárcel que me condena a amarte una y otra vez. Soy ladrón perdido entre barrotes de tus brazos, tú, el mayor tesoro que nunca conseguí tener, pólvora mojada de todos mis fracasos derramados en tu espalda y encadenados de por vida a tu piel.
                                                                                                               
                                                                                                                    Cris Mironescu

21 mayo 2014

El tiempo sin ti

El tiempo sin ti

Hoy, mi tiempo cuenta cada segundo con las heridas de mi piel, que saben al aroma de todos tus besos, que un día, tu… decidiste dibujarlos dejándolos grabados para siempre. Las agujas del reloj de mi mano izquierda conectan directamente con mi corazón. Y es que cada una de ellas aún siguen ancladas en la fecha de tu partida dejando mi corazón, en el recuerdo de nuestro primer beso. Y como todo el mundo sabe, el tiempo sin movimiento no es tiempo. El movimiento del paso de las horas, de los minutos y de cada segundo y con ello, el antes y el después. Aunque ahora para mí el después no exista porque cada segundo de mi vida se quedó anclado en el pasado cuando eran caricias en tu piel. Y es tan triste que hoy nuestro “para siempre” tan solo sea una paradoja del “no pudo ser”. ¿Cuánto es para siempre? Y ¿Cuánto es un instante? Porque ahora para mí un instante es para siempre un recuerdo de nuestra historia y él para siempre…él para siempre…no es de nadie.

A pesar de la complejidad del tiempo, yo, si pudiese explicarlo no podría explicarlo sin ti. Porque estás anclado en él, tanto, como lo estás en mi alma. Y es que mi tiempo no puede ser independiente de ti, porqué solo tú, formas cada uno de mis espacios. Y aún queriendo borrarte de mi mente y anclarte en el pasado, aún así, te pienso. Te imagino de noche, recorriendo cada una de aquellas calles que solíamos patearnos los dos, cogidos de la mano, mientras tú me sonreías. Aquella sonrisa que tú no sabes, pero a mí, me hacía sentir tan tuya. Te imagino en cada uno de los hostales donde solíamos dormir, en algunos de aquellos colchones duros,  pero que se convertían en seda cuando me tumbaba sobre tu pecho. Tú querías jugar, pero solías empezar por comportarte como un niño pequeño para hacerme sonreír.  Pero te imagino sobre todo como aquellas veces, mis preferidas, cuando te abrazabas a mí como si el mundo se fuese a acabar en dos días.

El tiempo es cruel, dibujando cicatrices a cada segundo de su paso. Y es que ahora, mi corazón parece una obra de arte dolida por tu ausencia. Pero al menos, el tiempo me convertido en verso para susurrarle al viento mis poemas y que te diga en voz baja al oído…lo mucho que te quiero. Y es que, no sé si has escuchado lo que van diciendo por ahí, eso de que…”El tiempo pone a cada uno en su lugar” Y ojalá…ojalá, que mi lugar, sea contigo.

 El tiempo sin ti (en youtube)

                                                                                                                                         Cris Mironescu

17 noviembre 2013

Entrenando / Training

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